miércoles, 4 de abril de 2012

Ayer

¿De qué sirven las palabras, los sueños, si no se comparten? ¿De qué sirve un "homenaje" no compartido? Un dolor no acompañado. Ojalá las cosas no fueran como son, ojalá pudiéramos retroceder, retomar lo que el orgullo no nos dejó ver y actuar sin pensar tanto. O no. Todo tiene su porqué y cada uno sabrá si le ofrece un significado para legitimar sus actos o para cambiarlos.

Hoy no estaré allí, con ellos. Hoy vuelvo a ser cobarde, a sumergirme en sus tonos azules, grisáceos pero azules, los mismos que tenían sus ojos, los que yo heredé, tonos tristes que visten la nostalgia, con los que vemos nuestra infancia entre reflejos y nieblas, sin perder una ligera sonrisa aunque asomen las lágrimas.

miércoles, 16 de noviembre de 2011

Escribir como terapia.

Ayer un profesor enunció estas palabras. Las pronunció tan cerca de mí, que parecía que el resto de las 40 personas no estaban en clase (también tuve esa sensación esa misma mañana en el cole, y no en la universidad, cuando un conferenciante sobre "slow food" sugirió un posible futuro a los 25 años [casualmente] surtido de achaques).

Escribir como terapia... Reniego de ello hoy, pero a las 7 de la mañana aquí estoy, tecleando y poniendo en peligro la posiblidad de tener un desayuno.

El profesor del que hablaba al principio nos sugería con pasión que trasladásemos nuestras ideas al papel, en busca de la ciencia! en búsqueda de la concreción, del autoanálisis. Muy válido para un TFM, urgente; aún así... ¿me sé ya esa lección? Es muy insolente por mi parte pensar que "superé" esa etapa, como si de un videojuego se tratase. Mi argumento principal no sólo ha sido la falta de tiempo o de la sensación de no avanzar, volver a los mismos puntos y hablar en un idioma que parece carecer de significado, parecerse demasiado, perderse; también el hecho de vivir por mí misma, más allá del papel, de la pantalla, como a quien le quitan las ruedecillas de la bici y, cuando logra su acometido, termina desvalijándola él mismo primero el dinamo, luego las grandes ruedas, el cuadro y todo el equipo; o, simplemente, la lleva al trastero para que las telarañas la disfruten, siempre, claro, con el ánimo de arrancárselas en un futuro subjuntimalavado.

jueves, 22 de septiembre de 2011

Paradojas de la oscuridad


Génesis de lo inhóspito, parpadeos absurdos, suspiros irracionales; no hay nada mejor que la oscuridad para clarificarlos, o para cegarlos en la más lejana de nuestras conciencias. Porque tenemos varias y las usamos según la que nos compense más en cada momento, la que nos pille más a mano, o no? No pretendo provocar a nadie, por mucho que me guste chinchar a amigos en conversaciones de madrugada, dispuestos a posicionarnos aún más en nuestras convicciones. Por mucho que las disfrute, no les concedo a esas ideas tanta importancia, a pesar de que la dramatización diga lo contrario [aunque la próxima vez que nos encontremos, lo negaré todo].


A lo que me refiero es a aquello que se encuentra tras el cristal, aquello que nadie puede ver, ni si quiera los príncipes y princesas que habitan estos castillos, ni sus fantasmas, ni sus maltrechas almenas. En ocasiones, merece la pena caminar por aquellos recovecos descuidados, los que pueden aguarecernos o destruirnos, depende de cada uno; escuchar, con miedo o predisposición, el crujir de las maderas, tantas veces transitadas por nuestros pies o admiradas por nuestros ojos, en un alarde de intuición, pues los pequeños halos de luz externos no irrumpen con demasiado descaro [no hoy], permitiéndonos descubrir con el oído, desviando la atención de lo superfluo, dando forma a lo que realmente deseamos ver.


Discriminar, difuminar aún más lo difuso, fundirlo en el resto de la oscuridad, para conseguir mayor nitidez en lo anhelado. Ahora sí, podremos abrir la ventana y respirar, o volver a la cama, a escuchar los ecos de las voces que amamos, en presente y/o pasado; a deliberar itinerarios futuros, cruzadas más o menos fantásticas; a contemplar sin más o a dormir sin soñar.

martes, 29 de marzo de 2011

La mujer del Doctor.


¿Habéis visto “The Time Traveler's Wife”? La protagonista siempre hace pelis de llorar desconsoladamente. Me sé de uno que no pudo reprimirse :P

El día X, el día de la tesis, yo no fui de los que lloré, no lo hice con lágrimas, pero sí que sonreí mucho, muchísimo. De hecho, todos lo hicimos, las anécdotas del “Doctor Muerte” no tienen fin! Aunque “su mujer” tampoco se quedó atrás... lo que hubiese pagado por tener LA FOTO: el tribunal nos convoca de nuevo en la sala, nos ponemos en pie solemnemente y nos anuncian el “CumLaudeUnánime” mientras el público sostiene/cata sus piruletas de rojo corazón... (En cine, identifíquese la piruleta como libro sagrado sobre el que se jura testimonio).

Gracias a todos, a alumnos, compañeros, amigos y demás discípulos&senseis, incluso a los que no pudieron estar. No hablo sólo de los que no lo hicieron por causas de trabajo o por estar completo el aforo (tranquilos, no voy a empezar a enumerar), lo que me recuerda el comentario de Pau ante mi descaro por ofrecer una piruleta a un distinguido miembro del tribunal... que lo sepas, en la comida sí que las cogieron! Y me tuvieron en palmitas :)

Repito: gracias también a los que “no” estuvieron, aunque nunca lo leáis. Estas líneas son para vosotros. La tesis no ha sido esfuerzo de un día, ni de una semana, no ha sido un resumen, ni si quiera un año, ha sido más de un lustro (algo más). Dicho así suena a poco, para mí ha sido toda una vida. Llevo ocho años en la universidad y el tiempo a veces parece tan reciente y otras tan lejano, que ver como público a todos mis antiguos profesores, os trajo a “vosotros” allí también.

Un beso y un abrazo,

se despide una “mujer florero” feliz.


Pd: la foto no es mía. Y si vais a plagiarme la idea esta, tened en cuenta los posibles peligros a la hora de implementarla, dependiendo del tipo de evento... Si queréis ir más allá, ahí va algo para ser malote-malote http://www.ocompras.com/alimentacion/curiosa-piruleta-vudu

miércoles, 15 de diciembre de 2010

... cuando emprendemos el viaje de vuelta...

... vimos violetas y caballos viejos". Te echo de menos. Siempre te echaré de menos.

jueves, 5 de agosto de 2010

piano, piano

La puerta estaba abierta. Se oían los acordes de una guitarra.

Me senté en la silla. Quise decir algo. No podía articular palabra, ni acercarme.

Sentada sobre la cama y con la guitarra sobre su cuerpo, tan ligeramente sostenida que parecía formar parte de la bella criatura que tenía frente a mí. Los escalofríos me poseyeron por completo al acariciarme con las reverberaciones de su voz, tan especial, auténtica, viva, suave y al mismo tiempo salvaje, como una selva virgen. Tocaba con delicadeza, mimo, puro arte.

La miraba con amor, melancolía, alegría de tenerla de nuevo frente a sí, yo a ella, ella a la guitarra.

La acariciaba con sus dedos, toda la palma, reconociendo la suavidad de su textura. El brillante barniz parecía reflejarse en mis ojos cuando levantaba la vista hacia mí, un brillo sincero, rebosante de sentimiento.

Aquella entereza me derretía, sobre todo por el contraste con la debilidad de aquel vientre doblegado y encubierto por su amante recobrada. La dulce fragilidad me conmovió; el significado de aquellas palabras…

Al terminar la canción, la fuerza que me ataba a la silla parecía haberse desvanecido, la música y su eco me dejaban el paso libre, poder penetrar en su burbuja. Me senté a su lado.

Ella respiraba tímida y agotada.

Y, cuando mis manos rodearon las suyas, dejaron en ese instante de retener a la guitarra, deslizándose ésta tristemente porque su dueña me pertenecía ahora a mí.>>>



sábado, 9 de enero de 2010

Post-noche-viejAS


Nunca fui la típica “fan”, no creía en los ídolos que no se podían tocar, ni forré mis carpetas con fotos de aquellos a quienes había que adorar, supongo que era un acto de rebeldía por mi parte, no querer ser “normal”, o simplemente resignarme a ello de la forma más digna. Aún así, sí que tuve grandes compañeros fictios en mi adolescencia, fue una época en la que no dejaba de leer, de escribir, de escuchar música, lo que ya a penas hago, tenía todo el tiempo del mundo por delante, y ahora, a medida que se escurren los años, me da la sensación de que se escapan cada vez más y más vertiginosamente, como una broma absurda.

No, no fui una “fan”, pero sí que sentía admiración por algunos personajes de “no carne y hueso”, con una serena apariencia externa, con amor juvenil ocultado, o más bien de aquellas palabras, aquellos acordes.

Esta nochevieja fue para mí como pudo ser para muchos otros: risas, champan-cerveza-..., chocolate (con churros), ganas de partirle la cara a gente idiota (“es que YO he llamado a la taxista personalmente”), actos semi-bandálicos (a saber cómo acabó la pista de hielo de los hijosdelupa) bailoteo,.. sonaron muchas canciones de aquellos antiguos ídolos míos, Luz Casal y su Rufino, MN y canciones suyas desatadas (qué tiempos aquellos en los que la poníamos en el bar a tope, sí, bueno, mejor que se queden allí aquellos tiempos), petardos en los pies, petardines en la cara (esta vez se los llevó todos LoisLein, y los que venían a mí solo me querían por su sombrerín, mejor, mejor), vinieron también los semi-abismos internos, cada loca con su tema, y a mi mente letras de otra época:
“No es cuestión de orgullo, ni de pena, ni de nostalgia ni de agonía en mí(...) Tu lengua es la navaja que raja mis entrañas.” No fui una adolescente tan distinta de las demás, no tanto como quise, siempre jugué a ser una romántica autodestructiva. Jugadora compulsiva.